Editorial La Patria: El ejemplo de Chuquisaca

La elección de la Prefecta de Chuquisaca por la vía del voto democrático y el respeto a las reglas de juego dictaminadas para el efecto han demostrado al país que es posible ajustar el comportamiento ciudadano hacia objetivos que en su contenido buscan paz, progreso y libertad.Lo evidente es que pese a los agoreros de la política en el proceso eleccionario de Chuquisaca prevaleció la cordura y tal comportamiento fue un ejemplo de lo que debieron ser anteriores consultas, empañadas por la presión y la soberbia oficial demostrada en campañas mediáticas de alto contenido ofensivo que en su momento enardeció a las bases que respondieron también con violencia.Lo de Sucre es un paso positivo que devuelve a los bolivianos la confianza en la democracia, aunque lo que viene en algo más de un mes será otra prueba de fuego –si se realiza– para fortalecer la unidad nacional y los preceptos de su institucionalidad.La Capital una vez más cobra notoriedad, hasta fuera de nuestras fronteras, al mostrar la posibilidad de unificar criterios y asumir responsabilidades para mejorar las condiciones de vida de la comunidad, olvidando y perdonando los agravios, respetando las ideas y avanzando en función de intereses comunes por encima de las posiciones soberbias y desquiciadoras del entorno oficial.Chuquisaca se anota un resonante triunfo en democracia que fue calificado como “un segundo grito libertario” y que debería ser tomado como ejemplo para el futuro inmediato, de manera que la prueba del Referéndum Revocatorio, si llega a la instancia de su cumplimiento práctico, sea también un motivo para el fortalecimiento de las libertades pero esencialmente para sellar nuestra unidad.La prueba eleccionaria que sólo buscaba una autoridad reconocida por el pueblo abre otra opción que fue coreada multitudinariamente que con toda seguridad será implementada de inmediato para alcanzar la autonomía del quinto departamento que se suma oficialmente a esa corriente irreversible.La situación chuquisaqueña está marcando una nueva configuración política administrativa del país, lo que obliga a la clase política y gobernante asumir la responsabilidad de observar la situación actual con el lente limpio de la verdad, una realidad que no puede ser desconocida y que si es tomada en cuenta con la oportunidad del caso, serviría para extremar recursos y alcanzar sin mayores enfrentamientos ese gran acuerdo nacional que nos permitiría seguir viviendo en democracia, respetándonos y evitando el enorme e inopinado gasto que ya se ejecuta en el nivel oficial, con la indisimulada intención de ampliar las condiciones de gobernabilidad más allá de los estrictamente reconocido.Con diálogo abierto, franco, sin presiones, con la responsabilidad del caso como para reencaminar la reforma a nuestra Constitución, consensuando todos los criterios y aprovechando las sugerencias válidas que entre otras serán las autonómicas, llegaremos a un final feliz, igualmente democrático como lo que aconteció en Sucre con la unión de ideas y sin enfrentamientos.