Pandemonuim revocatorio

Pocas veces se había creado una confusión tan indescifrable como la que estamos pasando estos días. La causa momentánea de esta confusión es la convocatoria al extravagante referéndum revocatorio, que muchos lo ven como una artera provocación a la violencia. Si bien el MAS fue el primero en promover el referéndum, el partido opositor, Podemos, se plegó inexplicablemente a la iniciativa de su contrincante, a sabiendas de que Evo Morales lleva las de ganar y algunos prefectos autonomistas, las de perder. A primera vista, esta opción parecería el suicidio de Podemos. Por otro lado, todo hace pensar que el MAS prevé que con la victoria del referéndum se aseguraría la prolongación del mandato de Evo Morales por muchos años más, que empezarían a contarse a partir de la promulgación de la ´Constitución de La Glorieta´, que incluye la reelección indefinida. O, visto desde el lado opositor, se busca dar más oportunidades a Evo Morales para que corra con mayor velocidad y vaya tropezando, cometiendo más errores y perdiendo la adhesión de las bases populares que todavía le son fieles.
El tal referéndum ha suscitado una batalla sobre la legalidad del mismo. Pero como el Tribunal Constitucional, que sería la institución llamada a dirimir el caso, no existe, pues sólo cuenta con una magistrada y además ´suplente´, no queda más que la imposición autoritaria del poder político que moviliza a los movimientos sociales que le apoyan con bloqueos de caminos y otros ´paros movilizados´ en los grandes centros urbanos. La Dra. Silvia Salame propuso la suspensión del referéndum mientras no se resuelva la confrontación sobre la constitucionalidad de la Ley de Convocatoria, pero la Corte Nacional Electoral niega validez a la actitud de la magistrada.
La pelea que sostiene Salame es pues un gesto testimonial en defensa de la ley, frente a la imposición autoritaria de un partido. Pero qué importa que se cumpla o no la ley, si el mismo Presidente dijo el lunes en Cochabamba que él dispone actos ilegales a sabiendas de que lo son, para aplicar sus reformas, pese a que los juristas le indican lo contrario. Lo que don Evo pretende es que las ilegalidades que comete sean luego ´legalizadas´ por los juristas dóciles. ¡Qué diferentes serían las cosas si don Evo tuviera cerca al eminente jurisconsulto Eduardo Rodríguez Veltzé, que luchó contra las pirañas del Congreso y entregó el poder al propio Morales Ayma…!
Basados en las aberraciones antilegales de don Evo, los señores parlamentarios se han saltado a la torera su obligación de elegir a los magistrados del Tribunal Constitucional, lo mismo que de otras autoridades que deben ser elegidas por el Legislativo. Y es que el partido gobernante coincide con la filosofía política de su Presidente. Pero habrá que reconocer que, por esta vía, en Bolivia no existe un Estado de Derecho sino un pandemónium inaceptable en el que, extrañamente, coopera la oposición: ¡Abajo las leyes, viva el capricho del ´jefazo´!
Y después, el propio Presidente todavía se queja de ser víctima del ´terrorismo mediático´. A la vista de éstas y otras aberraciones jurídicas y piruetas políticas, habrá que preguntarse qué va a ocurrir a partir del 10 de agosto.
*José Gramuntes sacerdote jesuita ydirector de ANF.