Rodolfo Mier Luzio: La marcha del millón.... diario

Hemos llegado al colmo de actitudes autoritarias, con un desconocimiento y desprecio absoluto de los principios democráticos que, en última instancia, garantizaban la vida de los bolivianos en un ambiente de libertad, justicia, legalidad e institucionalidad plena. No se deben; es más, no se pueden imponer criterios con marchas regadas de alcohol a costa de recursos que si no provienen del Tesoro General de la Nación, son subvencionadas por gobiernos extranjeros, que tampoco son regalos, sino préstamos que al final los tendremos que pagar del bolsillo de los bolivianos.Un país que se precia de ser digno y, sobre todo serio, debe preocuparse por cumplir sus obligaciones laborales en lugar de armar jolgorios, con bandas de música incluidas, obedeciendo a instrucciones que nacen del propio Poder Ejecutivo para realizar una marcha que no es sino un show mediático con el propósito de cercar el Congreso de la Nación y obligar a los parlamentarios a dictar una ley que viabilice un referéndum aprobatorio y dirimidor del proyecto de Constitución del MAS, cuestionado por gran parte de la población boliviana por no contar con la legitimidad, ni la legalidad que requiere un Carta Magna que debiera ser, ante todo, un contrato social consensuado.Las imposiciones, más a la corta que a la larga crean, como ya sucede, una resistencia que hará muy difícil, sino inviable su aplicación. Por eso, el señor Vicepresidente, que sabe conscientemente las dificultades que emergerán para aplicar una Constitución que limita la libertad de prensa y de expresión; que no refleja la igualdad de todos los bolivianos ante la ley; que no garantiza la seguridad jurídica; que sólo reconoce a ciudadanos indígenas y los “otros” (léase clase media) son sólo un grupo de segundo nivel, y que, además, pone en riesgo la propiedad privada, ha convocado a las Fuerzas Armadas a “prepararse” para garantizar su política de cambios, rumbo a un socialismo indigenista y excluyente.Pese a la millonaria campaña mediática, la población se va dando cuenta que se pretende aprobar una Constitución que por ser sangrienta en su concepción y excluyente en su redacción, no permitirá, nunca más, una Bolivia que viva en paz.No soy un analista político, tampoco economista y menos un abogado constitucionalista; soy un simple periodista que tiene dos dedos de frente y que le preocupa las consecuencias que sufrirá nuestro país si es que, “a las buenas o las malas”, (en este caso “a las malas”) se aprueba una nueva Constitución que, en el fondo no es tal; sólo se precisa juntar miles de desocupados creados por el MAS, para marchar con jolgorio, buena música, comida y bebida en abundancia, más unos cuantos pesos (porque la ignorancia no es muy cara) como bono de lealtad, para presionar a los parlamentarios, de los cuales muchos no necesitan de presiones y de cercos, para rendirse ante las imposiciones gubernamentales.Qué fácil es lograr las cosas reuniendo a miles de personas, muchas de las cuales no van por su propia voluntad, o definitivamente sin saber por qué marchan, gastando 1 millón de bolivianos cada día, para “hacer entender” a los parlamentarios la “necesidad” de aprobar la ley del referéndum que dará luz verde a la Constitución del MAS. Lo difícil será lograr que todos los bolivianos acepten de buena gana una Ley de Leyes con esas características; y más difícil aún, su aplicación plena.Por lo menos… esa es mi opinión.
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