Este blog ha sido creado para que los paceños nos quitemos el estigma de que somos masistas. LA PAZ NO APOYA AL MAS, La Paz no apoya los afanes totalitarios del gobierno de Evo Morales. Bienvenidos los nuevos lectores: LA PAGINA SE ACTUALIZA DIARIAMENTE

viernes, 18 de julio de 2008

Patria o muerte

El 5 de marzo de 1960, Fidel Castro afirmó, ante la tumba de los obreros y soldados muertos el día anterior, víctimas del sabotaje al vapor La Coubre, que no existía otra alternativa que la de Patria o Muerte. Desde entonces, esta consigna ha sido enarbolada por movimientos armados de toda laya. Han pasado 48 años de ese episodio y resulta curioso escuchar hoy, en la celda de la FELCC en Yacuiba, de parte del grupo de jóvenes vinculados al atentado del 21 de junio, este grito de guerra. El mismo subteniente Nava la corea a voz en cuello, demostrando así la naturaleza y objetivos políticos del grupo. La persistencia del mensaje nos obliga a una reflexión: ¿Es posible vincular este grito con el socialismo exclusivamente? ¿No ha cambiado nada en Cuba? ¿Qué tradición milenaria es la que vincula Patria con Muerte? “La patria es ara, no pedestal”, dijo una vez Martí; cambiarla por la muerte significa sacrificarla ante la imposibilidad de imponer nuestras ideas. Pero también este pensador cubano inolvidable nos dejó aquel poema tan sabio y revolucionario: “Yo quiero cuando me muera, sin patria pero sin amo, tener en mi losa un ramo de flores, y una bandera”. El mismo Fidel se rectificó no hace muchos años y planteó que la nueva consigna de la revolución debía ser, en todo caso, Patria o Vida. Decíamos que esta vinculación (patria y muerte) no es exclusiva de la izquierda: el 12 de octubre de 1936, un escolta falangista del general Millán Astray, fascista a ultranza, gritó en la Universidad de Salamanca: “¡Viva la muerte!”. A lo que Miguel de Unamuno reaccionó con uno de sus más emotivos discursos: “Acabo de oír el grito necrófilo e insensato…”. También es muy parecida a otra que coreaban los alemanes de Federico, el Grande: Victoria o Muerte (Sieg Oder Tod), que luego hiciera suya el tristemente famoso escuadrón de la muerte Totenkopf en tiempos de Hitler. El término pro patria mori nace con el cristianismo y encuentra su significado en las cruzadas; como dijo Urbano II: “Quienes mueren en las cruzadas no sólo mueren por el amor de Dios, sino por el amor a sus hermanos”. Claro que tiene una raíz aún más antigua en ese conocido dictum romano: ¡Dulce et decorum est pro patria mori! Marx intentó inútilmente liberarnos de este culto a la muerte cuando afirmó con tanta contundencia: “… Los obreros no tienen patria. No es posible quitarles lo que no tienen". Lamentablemente, los marxistas en todo el mundo, con honrosas excepciones, cayeron en la trampa patriotera. ¿Cuál es la razón de esta persistencia? Fue Herodoto quien dijo que “sólo en tiempos de guerra entierran los padres a sus hijos”. ¿No será que “viva la Patria” (los padres) significa, en realidad, “mueran los hijos”? ¿No será que, de tanto en tanto, una gerontocracia delirante, que milita tanto en la derecha como en la izquierda, reviste sus pulsiones filicidas con el manto de consignas atractivas y motivadoras, con promesas lampedusianas de “procesos de cambio” y felicidad eterna, sólo para desatar esa suerte de exaltación paranoica del “amor a la patria” (a ellos mismos), y empujar con ella a los jóvenes a la muerte? Deberíamos, en todo caso, recordar aquel poema de un joven bosnio a sus hermanos en guerra: “Disparad con la esperanza/ de hacer huérfanos, viudas/ y madres sin hijos/ jóvenes pobres matan a/ jóvenes pobres mientras/ cuentan sus ganancias viejos ricos/ ¿Qué es la patria, dónde está?”. En lo personal, me quedo con Martí: “Sin patria… pero sin amo”. * Senador por Podemos rrbw2005@gmail.com

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