Las cosas que ocurren en el país, sin pausa y con prisa, han sobrepasado mi capacidad de calificación y asombro, tanto así que al resultarme imposible agrupar todo bajo un título, decidí dejar en blanco el espacio. ¿Cómo comprender una enmarañada seguidilla de acontecimientos políticos, sociales y hasta castrenses, plagados de contradicciones y verdades a medias?
¿Cómo comprender que un oficial del Ejército esté acusado de actividades terroristas, sembrando explosivos, armado hasta los dientes y con el ego insuflado de sentirse un Rambo criollo, presuntamente con suficiente información, lo que muestra el lado oscuro del poder y el financiamiento venezolano? Exigir una investigación seria y transparente parece utópico, pero la esperanza es lo último que muere y esperar a que se nos cuente la verdad política y militar del atentado no está demás. Aunque los indicios apuntan a un montaje de película, donde la cuerda se cortará por lo más delgado, salvando de culpas a los autores intelectuales.
¿Cómo comprender que, siendo Bolivia un país pequeño, se dé el lujo de pelear con los grandes, resignando mercados, posibilidades, cooperación y hasta donaciones? Hemos llegado al extremo de patear el tablero con un país hermano como Perú por el solo hecho de una revancha ideológica que busca tenderle la cama al otrora candidato Ollanta Humala, pero además, porque Perú se ha convertido en una incomodidad para la administración Morales.
¿Cómo comprender el diario discurso que reivindica la dignidad y la soberanía, pero sólo para algunos casos como fue la expulsión de Usaid del Chapare, dejando mal parada la lucha contra el narcotráfico por vía del desarrollo alternativo y convirtiendo al trópico en tierra masista, cocalera y del narcotráfico, resignando a bananeros y otros productores a las sombras? Esa dignidad no se replica al momento de aceptar los cheques venezolanos que se reparten como panfletos, ni cuando constatamos que la carnetización venezolana está plagada de irregularidades y fantasmas.
¿Cómo comprender que el país está camino a la confrontación con el referéndum revocatorio y a nadie parece interesarle, mientras el juego político logra distraernos de los verdaderos problemas económicos e inflacionarios? ¿Cuán dispuestos están todos a reconocer los resultados de la consulta?, es una interrogante que debería situarnos en el escenario. Luego del 10 de agosto hallaremos lugares en los que no exista Presidente y otros en los que no existan prefectos; dependiendo del resultado, cada una de las partes se radicalizará en trincheras regionales, provinciales y hasta barriales, profundizando la crisis y la desinstitucionalización.
El panorama no es alentador y las preocupaciones —sólo algunas— están servidas. Lo menos que se puede exigir es que los actores políticos piensen en el país y se despojen de los cálculos partidarios.
Los riesgos son varios y lo peor es que de por medio estamos todos, sufriendo las consecuencias de las confrontaciones irresponsables. La historia sabrá juzgarlos, si hacia adelante aún hay historia que contar.
*Jorge Tejerina E.es periodista y abogado.
Este blog ha sido creado para que los paceños nos quitemos el estigma de que somos masistas. LA PAZ NO APOYA AL MAS, La Paz no apoya los afanes totalitarios del gobierno de Evo Morales. Bienvenidos los nuevos lectores: LA PAGINA SE ACTUALIZA DIARIAMENTE