Nuevo conflicto en ciernes

De no producirse un desprendimiento que posibilite la apertura de un diálogo sincero entre los principales actores de la vida política nacional -llámense gobernantes, prefectos, sectores sociales o partidos políticos- el país podría estar encaminándose nuevamente hacia escenarios de más tensión y confrontación interna. El reciente atrincheramiento del Gobierno y sus aliados, por un lado, y de los prefectos de la denominada "Media Luna", por el otro, a raíz de la convocatoria a un referéndum revocatorio para el próximo 10 de agosto, ha abierto un nuevo escenario de conflicto con posiciones cada más irreconciliables y enfrentadas. La administración del presidente Evo Morales ha concentrado todas sus energías y su atención en la consulta revocatoria, para la cual el propio Primer Mandatario y sus ministros se encuentran ya en plena campaña electoral. En el otro frente, los prefectos de las regiones autonómicas han decidido no concurrir a dicho referéndum, al menos no en las condiciones inequitativas en que está planteada la Ley de Convocatoria, y a cambio han sugerido la realización de elecciones generales anticipadas. Ya nos habíamos anticipado en señalar, en este mismo espacio editorial, que el referéndum que ocupa nuestro comentario es una de las medidas más desatinadas que pudieran haberse tomado desde que Bolivia volvió a la vida democrática, hace más de dos décadas. Y es que la fórmula planteada para revocar el mandato del Presidente, Vicepresidente y prefectos departamentales no sólo que desconoce los principios universales de la democracia, sino que expone a varias autoridades electas a tener que cesar en sus funciones por el voto de las minorías y no, como debería ser, de las mayorías. Pero además, pretender resolver la crisis que agobia al país y destrabar el actual proceso de cambios por la vía de una consulta revocatoria, constituye una verdadera torpeza política que sólo puede caber en la estrechez de visión de nuestros actores políticos, sean del oficialismo o de la oposición, puesto que solamente se estará postergando por más tiempo la solución de los problemas que han llevado al país al estado de cosas actual. En consecuencia, empeñarse en organizar un referéndum revocatorio que no goza del debido sustento legal y que no es reconocido en cuatro departamentos del país, no hará sino provocar más tensión y enfrentamiento entre bolivianos, con el gravísimo peligro de que la unidad e integridad nacionales queden irremediablemente deterioradas. El Presidente y Vicepresidente de la República, así como los prefectos de los nueve departamentos, han sido elegidos para cumplir un mandato constitucional, y eso es lo que tendría que suceder, sin que se tenga que someter sus cargos a consultas revocatorias que no están reconocidas por el ordenamiento legal en actual vigencia, y mucho menos al adelantamiento de elecciones generales. Por eso, y asumiendo la responsabilidad que les ha confiado la ciudadanía, el Primer Mandatario y los prefectos departamentales, pero sobre todo el primero, tendrían que promover, ahora que todavía estamos a tiempo, un tan urgente como necesario proceso de diálogo y reencuentro nacional que evite las turbulencias políticas y sociales que nuevamente se avecinan sobre el país.
Fuente:
http://www.lostiempos.com/noticias/27-06-08/puntos_de_vista.php