Este blog ha sido creado para que los paceños nos quitemos el estigma de que somos masistas. LA PAZ NO APOYA AL MAS, La Paz no apoya los afanes totalitarios del gobierno de Evo Morales. Bienvenidos los nuevos lectores: LA PAGINA SE ACTUALIZA DIARIAMENTE

viernes, 28 de noviembre de 2008

Corrupción e incompetencia

Se da por sentado que el mayor vicio político, causa de nuestro rezago social, es la corrupción; pero me asaltan serias dudas: haga usted cualquier trámite, gestión o papeleo y tropezará con una muralla de funcionarios y empleados incompetentes, irresponsables, ignorantes. La corrupción pasa inadvertida porque tiene mil caras y es casi siempre invisible, mientras que la ineptitud es perceptible y está a la vista de todos: se hace evidente en las largas colas que debemos hacer para cumplir imposiciones burocráticas inútiles y dispendiosas. En este mundo de Dios estamos obligados a demostrar nuestra existencia con certificados y a hacer trámites aún antes de nacer, dentro el vientre materno, y hasta después de morir, mediante nuestros deudos. La incompetencia es quizá más maligna que la corrupción porque entorpece la vida social, destroza las instituciones, destruye la fe en el Estado y menoscaba nuestro orgullo nacional. Es hija legítima de la corrupción, producto del nepotismo, del compadrerío y del favoritismo político; pero es más torpe porque casi siempre va de la mano con la soberbia y la prepotencia. Muchas instituciones son imprescindibles para el funcionamiento de un país; pero más bien entorpecen la vida social porque están dirigidas por burócratas oportunistas e ineptos. Casi todos los hombres servimos para algo, y a eso debemos dedicarnos para cumplir nuestro papel en la sociedad. Nadie sirve para todo; pero justamente los políticos profesionales, incapaces de ganarse el pan decentemente, creen ser como el "mentholatum", panacea universal: pueden ser diputados, concejales, prefectos, embajadores o ministros de cualquier cosa. No caen en cuenta de que mejor lo harían lustrando zapatos o vendiendo baratijas porque los ineptos se caracterizan justamente por sobrevalorar sus capacidades personales. La incompetencia personal, privada, no pasa de ser anecdótica: un mal zapatero se muere de hambre, solito; pero un funcionario inepto perjudica a toda la sociedad. La incompetencia del Estado es siempre pública, y lo peor es que está pagada por sus víctimas, los ciudadanos. Las aptitudes para desempeñar con eficacia un trabajo tienen siempre un límite, y pasado ese nivel devienen en incompetencia (Principio de Peter). Esto significa que un buen mensajero no será necesariamente un buen gerente; pero en política no hay principios ni leyes que valgan, y si un ministro cumple una gestión desastrosa lo más probable es que el patrón le consuele con una embajada. Por eso, el gran culpable del desbarajuste institucional es siempre el mandamás: en vez de optar por la capacidad o el mérito prefiere la obsecuencia incompetente. Las consecuencias están a la vista: los cotidianos bloqueos y despelotes callejeros, el caos vehicular, la escasez de carburantes, el incremento de delitos, el éxodo a países extranjeros, los sucesos de Achacachi y otras calamidades podrían evitarse con una pizca de inteligencia o de sentido común; pero son sólo ejemplos de la densa maraña de incompetencias institucionales que nos hacen marchar hacia atrás, como cangrejos. Todos idealizamos una administración pública eficiente y honesta; pero, ante la cruda realidad, ¿estamos en situación de optar entre el cáncer y el sida? ¿Es preferible un funcionario corrupto o uno incompetente? Lo grave es que ni siquiera tenemos esa alternativa, porque la corrupción y la incompetencia van siempre juntas: son hermanas gemelas paridas por la partidocracia Por eso, "burocracia" y "burócrata" se han convertido en malas palabras.
http://www.lostiempos.com/noticias/28-11-08/28_11_08_pv2.php

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