Aunque sean calificativos quizá inocuos cuando no son cargados de sesgo prejuicioso, tal vez incurro en el mal gusto del guarango Hugo Chávez, que siendo un zambo, se refiere a Barack Obama como el negro, luego de llamar indio al cansancio a Evo Morales. Lo hago al tararear la cumbia "mama, qué será lo que quiere el negro" , la pregunta de moda entre comentaristas y columnistas, cuando no entre comunistas de nuevo cuño apiñados en parasol agujereado llamado socialismo del siglo 21, sobre lo que hará el Presidente electo de EEUU. Aparte de emoción, me provoca reminiscencias el rotundo e histórico triunfo de Barack Obama. Como cuando abordé un bus de servicio público en Houston; el chofer me miró y con el pulgar empuñado hacia atrás apuntó donde negros y mejicanos se replegaban: cuando abrí la boca con vocablos letrados y cejas arqueadas de enfado, el anglosajón accedió a que tomara asiento donde me viniera en gana, adelante. Recuerdo al amigo, uno de cinco negros por primera vez aceptados en mi universidad, que por meterse de activista terminó con 15 años de cárcel: le plantaron porros de marihuana. Ah, las bocas abiertas de tejanos emperifollados y los ojos ambarinos de una bella mulata, hija de un pastor religioso, que fuera mi pareja cuando la ópera Aída de Verdi inauguró el teatro de conciertos de Houston; cedidos los tiques por unos ricachones de viaje a la entidad de familias anfitrionas que cariñosas nos acogían, abusé de ser mandamás en la asociación de estudiantes extranjeros para coparlos. Que un negro arrasador del voto electoral ocupe la Casa Blanca desde enero es ejemplo de cuánto ha cambiado para bien en EEUU. En el ámbito contemporáneo me causó risa tanto aspaviento en los mandamases mundiales para ponerse del lado del tibio sol que nace, Obama, luego de la gélida y oscura gestión presidencial de Bush. De díscolos contestatarios, Ahmadinejad escribió una carta afectuosa, Chávez improvisó un joropo cariñoso, Fidel pontificó consejos de abuelito. La mayor hilaridad fue causada por los tanteos de Evo para tener una cumbre de cumbres entre el ratón y el león. Hago alusión a la irónica novela The Mouse That Roared (El ratón que rugió) , que Peter Sellers protagonizara en cómico film, porque sólo en tono chistoso se entiende el contrasentido de tanta hostilidad a la potencia del norte, previos al pretensioso deseo del indio de encontrarse con el negro, como si el color de la piel diera lugar a inmediata afinidad. ¿Amnesia repentina u obtusa turbidez? Si días antes redoblaron tambores de expulsar a la CIA; días más hacía que presentaran "pruebas" para demostrar el maridaje con el narcotráfico de la agencia estadounidense contra las drogas. Semanas antes hicieron del Chapare territorio libre de control de la producción de pichicata. Un mes pasó de la expulsión de Usaid y el cese de sus esfuerzos de diversificación de la producción para reducir la dependencia en la hoja de coca. Meses antes se había declarado persona non grata al embajador de EEUU. Quizá fue el comentario del candidato demócrata en noche victoriosa, de que el cambio había llegado a EEUU, que inspiró a Evo Morales a lanzar una de sus tantas liviandades con pretensión de ocurrencia, que le dan aires de sapiencia ante los ignorantes: ¿acaso el tuerto no es rey entre los ciegos? Tal vez llegó a pensar que el Presidente electo le estaba copiando el libreto. Puede ser que su limitada perspectiva le hiciera cavilar que en EEUU ocurre como en Bolivia, donde dan al traste avances de gobiernos previos, para empezar de nuevo y desde abajo la penosa labor de Sísifo andino de empujar hacia arriba la pesada piedra de gobernar bien. Pero si hay algo que marca diferencia entre EEUU -y cualquier nación exitosa-- y Bolivia, es la fortaleza del Estado. A título de cambio no se dará el debilitamiento sistemático de las instituciones que se observa en el régimen de Evo Morales: Tribunal Constitucional, Poder Judicial, Corte Nacional Electoral, prefecturas, Banco Central. El cambio que propiciará Obama se basa en méritos al seleccionar a los mejores colaboradores, mientras que el etnopopulista boliviano priorizó el llunquerío y el prebendalismo, apiñando en bolsa a gatos maulas que muestran las garras a opositores y las uñas en el manejo de la cosa pública. El cambio del que habla Obama no parte del resentimiento étnico, ni se basa en anecdotario de truculentos casos de abusos raciales, más probados y creíbles en EEUU, que los ojos vaciados y las manos mutiladas por querer aprender a leer y escribir, melodramas con que el dizque primer presidente indígena de Bolivia solivianta a masas y hace babear a periodistas extranjeros. El cambio que se operará con Obama parte de ponderación sensata de los problemas de su país, donde la economía es prioridad indiscutible. Cuánta diferencia de la negligencia del desempleo y la inflación, la charlatanería de ser una potencia, del cambio que parece ser sólo relevo de rateros, del altanero blablá sobre dignidad y soberanía en el país con una mano adelante y otra atrás. Si en Bolivia se asesina a guisa de justicia comunitaria, EEUU tiene también lo suyo con su historia de magnicidios. Rezo porque no ocurra lo de aquel día de noviembre de 1963 en un hotel de Houston, cuando se raleó el café en la jarra que yo servía a tazas aguadas por las lágrimas de los clientes y se borronearon cuentas que anotaba mi mesera, cuando la televisión anunció el asesinato de Kennedy en Dallas y todos llorábamos. En violento país donde aún prima el controvertido derecho de poseer armas de fuego, herencia de tiempos del lejano oeste de pioneros, pistoleros y pieles rojas, Dios no quiera que algo así suceda con Obama, hálito de aire fresco como fuera Kennedy, en la pesada atmósfera de poder de la primera potencia mundial.
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Este blog ha sido creado para que los paceños nos quitemos el estigma de que somos masistas. LA PAZ NO APOYA AL MAS, La Paz no apoya los afanes totalitarios del gobierno de Evo Morales. Bienvenidos los nuevos lectores: LA PAGINA SE ACTUALIZA DIARIAMENTE