Susana Seleme Antelo: Los profesionales del engaño

Como la tentación de dominación, la totalitaria es una de las tentaciones más devastadoras en el devenir histórico. Se contrapone, de hecho, a la democracia como sistema de convivencia social y política. Va en contra flecha no sólo de la democracia como método, que implica la elección libre y universal de autoridades, sino de la democracia como condición social. A los 26 años de democracia recuperada en Bolivia, luego del largo ciclo militar, la mejor carta de presentación de esa democracia, más allá de sus falencias, siempre perfectibles, es Evo Morales, mestizo indígena, presidente de la República. Su partido, el MAS —copia del más radical sindicalismo campesino cocalero— se cobijó en la democracia política y plural y hoy es un partido con miles de indígenas empoderados. Sin embargo, ¿cómo explicar que habiéndose valido de instrumentos democráticos, el MAS y sus hombres vulneren, violen y arremetan contra el estado de derecho, acosando a la democracia, a los derechos humanos, a la institucionalidad democrática, a la imparcialidad de la Corte Nacional Electoral y a la independencia de poderes? Han ido y van hostigando a la libre expresión y a periodistas responsables, al pluralismo político, a la equidad ciudadana, a las regiones y a personas que se les oponen, hasta convertirse en profesionales de la propaganda perversa y del engaño. ¿Por qué? Por la irresistible tentación totalitaria de dominar y someter, tentación que se acrecienta y contamina desde el propio ejercicio del poder. Así, el Presidente, el “Vice” y sus ministros, en casi tres años, están tirando por la borda lo construido con esfuerzo, cárcel, exilio y sangre de trabajadores y demócratas. Una prueba es su proyecto hegemónico de Constitución, la forma en que fue aprobado y cómo pretenden imponerlo. En el documento la “Marcha hacia el oriente” y sus operaciones militares y civiles encubiertas, denunciadas públicamente por Carlos Valverde, está la explicación de la lucha por la conquista del territorio, sin importar vidas ni medios. Por eso han desatado la guerra, cuyo objetivo es someter el territorio de las “rebeldes” regiones autonomistas del oriente-sur y sus autoridades para consumar un proyecto totalitario, ofensivo, violento y antidemocrático. A título de nobles palabras como cambio, revolución, pueblo, nación y patria, el MAS y sus hombres están confrontando, manchando de sangre el territorio, encarcelando, manipulando, construyendo mitos excluyentes y egoístas, negando a la ciudadanía la capacidad de razonar, comprender y buscar la verdad. Así como el buen periodismo sin contaminaciones políticas interesadas no es oficio para cínicos, el buen manejo de un Gobierno tampoco es para cínicos aprendices de políticos que mienten sin pudor, se piensan omnipotentes y creen que el temor o el miedo son capaces de acallar conciencias para burlar la verdad de lo sucedido en Pando. Quienes leemos el devenir histórico a través de la cultura creemos que la cultura democrática es capacidad de diálogo, de convivencia, de libertad y respeto, cultura que el MAS desconoce. Quienes también creemos que la economía es la determinante en última instancia y asistimos hoy al desplome del capitalismo financiero, rapaz, desregulado y amoral, pensamos que el estatismo del Gobierno actual no frenará la debacle que se avecina, porque Bolivia está en manos de profesionales del engaño, fanáticos totalitarios que buscan imponer su unilateral visión del mundo.
* Máster en Ciencias Políticas
http://www.laprensa.com.bo/noticias/16-10-08/16_10_08_opin3.php