Editorial de La Patria: La minería se desploma

En lo que hemos estado insistiendo permanentemente es en el proceso cíclico del registro de precios en el mercado internacional y las previsiones que debían adoptar nuestras autoridades para aprovechar tal coyuntura por una parte y con urgencia aprovechar la situación para producir y exportar más, por la otra “acopiar” algunos recursos que sirvan para sostener el sistema en el tiempo de las “vacas flacas” que según se observa ya está llegando.En varias ocasiones nuestras referencias se dirigían particularmente a reclamar una adecuada política minera, coincidiendo con el mismo pedido que también de manera intransigente requerían los sistemas productivos mineros medianos, chicos y cooperativizados. Muchas cosas se plantearon, pocas se ejecutaron y el resultado es que ahora ya se presentan problemas en algunos sectores de la minería occidental, el caso de los temores de desocupación en el Cerro Rico de Potosí o en la pródiga mina de Huanuni en Oruro.Los datos provenientes de los mercados externos son poco alentadores en el caso de ciertos minerales, como el zinc, el estaño y la plata, cuya explotación bajará sustancialmente y producirá una obligada cesantía de centenares de trabajadores mineros que como sucedió en la década de los 80 engrosarán el todavía vigente ejército de los desocupados.Parece que en los niveles oficiales, donde se debería trabajar con la estrategia de las políticas productivas y específicamente en la minería, no tomaron en cuenta el proceso cíclico del movimiento de precios y confiaron en que el actual tendría más larga duración, pese a las constantes advertencias de parte de los expertos en temas de la gran minería nacional que pronosticaron un descenso de las cotizaciones y la urgencia de aprovechar la temporada de auge.Lo evidente es últimamente se habló de buenas recaudaciones por las exportaciones, reconociéndose empero que existía una considerable baja en los índices productivos, una clara situación que mostró el desfase entre las condiciones de operabilidad y la carencia de planes concretos para mejorar la producción, lo que habría significado muchos más beneficios para el erario nacional y para los tesoros departamentales que se nutren de regalías mineras.Estadísticamente los precios rigen durante periodos muy cortos, en relación a los tiempos prolongados de su recuperación o las alternativas de exigencias temporales en mercados como los de Asia o con menor frecuencia en Europa o Estados Unidos, por tanto sujetos a los vaivenes de los grandes negocios.Precios del estaño y el zinc se han venido abajo con características alarmantes anticipando un inminente cierre de algunos ingenios y lo que es peor, alejando las posibilidades que existían para captar algunas inversiones extranjeras que con seguridad se asentarán en países vecinos donde existen políticas mineras con previsiones de largo aliento y con posibilidades de hacer frente a la crisis de los precios internacionales. No todo está perdido y dependerá de la última oportunidad que aprovechen nuestras autoridades de minería para contrarrestar el efecto de precios, con seguridades que tienten y alienten inversiones de emergencia. Hay que cambiar algunas normas especialmente tributarias para salvar el desplome de nuestra minería.