Es evidente que un porcentaje elevado de la población boliviana no se siente identificada con el proyecto de constitución promovido por el partido en gobierno. Aunque dedicaré este artículo al análisis de algunos puntos específicos, es importante comprender que ellos no representan el problema de fondo, de hecho, no son más que síntomas de una enfermedad cuyo origen está impreso en las raíces de nuestra dinámica social. Nacionalidad boliviana.- Aunque en este punto también nos referimos a una omisión, reparada últimamente, ésta fue una que produjo un chillido estridente sobre todos los que estudiamos leyes. El derecho comparado saca en evidencia que el reconocimiento de una nacionalidad que unifique a la totalidad de los pobladores es casi un elemento esencial de la fórmula constitucional. Este dato nos obliga a preguntarnos el motivo detrás de esta decisión. Estando conscientes del esfuerzo masivo de los asambleístas por proteger a las nacionalidades indígenas, me pregunto si este aparente descuido no es sino otro mecanismo de defensa, diseñado para brindar mayor cantidad de herramientas jurídicas a la porción indígena de la población boliviana. Símbolos Nacionales y Símbolos Estatales (Coca, Whipala).- Quizás esta sea una de las críticas más certeras sobre la inexistencia de una nacionalidad que nos ampare a todos como bolivianos. Uno de los elementos de una comunidad son los símbolos que los representan como un único pueblo, idealmente deberían representar a la totalidad de los comunarios. La constitución reconoce símbolos con los que sólo una porción siente identificación, como la coca o la whipala. Existe la posibilidad que esta disposición nutra de símbolos oficiales a las facciones más radicales del divisionismo occidental y de argumentos a quienes desean desconocer las disposiciones gubernamentales. Reelección de Presidente.- Este punto se reduce a una sencilla pregunta: ¿Es prudente conservar a un hombre en el poder por 10 años consecutivos? ¿Realmente creemos que es posible que una persona no vea su carácter alterado por una exposición tan prolongada al poder? ¿Existirá algún espíritu que no se fragmente con este tipo de dinámica como rutina durante 10 años? Según mi criterio, no es deseable exponer al líder a tal carga de poder, no sólo por el temor de verlo consumido por él, sino porque haciendo esto perdemos algo del dinamismo propio de un Estado democrático. La constitución exige a los medios de comunicación ser veraces, pero ¿quién sabe que es verdad? ¿El Estado?... Asusta la idea de un Estado que sea dueño de la verdad. Tener el monopolio de la verdad corresponde a gobiernos no democráticos y no resulta recomendable para uno que pretende serlo.
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Este blog ha sido creado para que los paceños nos quitemos el estigma de que somos masistas. LA PAZ NO APOYA AL MAS, La Paz no apoya los afanes totalitarios del gobierno de Evo Morales. Bienvenidos los nuevos lectores: LA PAGINA SE ACTUALIZA DIARIAMENTE