De profesión, marchista

La desaparición de la república boliviana, ha generado de sus cenizas un inédito Estado tumultuario y asistencialista cuya forma de vida holgazán, se funda en la ley del menor esfuerzo, el de marchista.El ejército de más de un millón de nuevos marchistas pobres creados a propósito en estos dos últimos años, ha engrosado hasta la multicolor Fuerzas Armadas.El valor del marchista se cotiza en bolsa por vivir cerca o en área de influencia del poder; será líder si es violento y mejor por poseer un discurso pro gobiernista y antiimperialista.Si es un marchista desocupado, será un problema. Pero, si es víctima de la pérdida del ATPDEA, se convertirá por derecho propio en un potencial empresario de la coca, la sagrada, milenaria y constitucionalizada hoja.Si el marchista es un desocupado de agropecuarios orientales, será un potencial inmigrante que pronto enviará sus rentas para el parásito Estado.El marchista urbano es un microempresario gremial que está en la lista de espera, con sueños de empleado estatal de cargos rentables o testaferro de avales políticos El marchista en ascenso, será por su ingenio; usará pasamontañas, portará armas de toda índole y amedrentará al pobre ciudadano con sus bombas de estruendo o molotov incendiarias para deleite de su jefe próximo.Aquel marchista que llegó a dirigente, es el nuevo empresario que reparte dinero en bolsas a sus correcaminos y se queda con el 80% del vuelto para engordar sus cuentas bancarias o como potencial inversor en tierras.Si el marchista llegó al poder, será primero ministeriable encargado de las cuadrollas de movimientos sociales; podrá viajar con el Jefe y hasta estrechar la mano del mulato mayor con aires extraños del Caribe.El marchista que alcanzó por ventura la presidencia, será doctorado de universidades pirotécnicas, hablará en la ONU contra el imperio, pero luego tocará las puertas del mismo para seguir sobreviviendo.El pueblo no marchista trabajará por el día, gimiendo junto a sus hijos por las dos comidas que el sueldo apenas puede pagar.A quién le importa si estudia; en definitiva, le queda la esperanza de graduarse como nuevo marchista, porque luego será dirigente, diputado y muy pronto presidente
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