Manfredo Kempff: Democracia agónica

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Opiniones sobre esta NotaNadie quiere hacerse la pregunta de cuánto tiempo de democracia le queda por delante a Bolivia. Y nadie se la quiere hacer por cobardía, porque la pregunta asusta. ¿Acaso no es una maravilla vivir en un jolgorio permanecerte, sin Dios ni Ley? No se equivocaba don Alcides Arguedas cuando juzgaba a Bolivia como un ´pueblo enfermo´. Lo cierto es que nuestro pueblo está enfermo desde que nació con fórceps, malparido, despreciado por sus vecinos como un minusválido.
Bolivia no avanza; marcha en círculos infinitos por El Prado paceño o duerme, durante días, en la Av. Camacho. Bolivia no progresa porque los bolivianos se han acostumbrado a pedir sin trabajar. Bolivia vive bloqueada por sus hijos y liquida su propio comercio. No crecen las exportaciones sino que suben los precios de nuestros productos, y eso se muestra como señal de buen gobierno.
El daño más grande que ha recibido nuestra democracia lo ha producido Evo Morales al crear sus ´movimientos sociales´, que paralizaron el país durante años. Nos liquidó el hombre. Decir que vivimos en democracia desde hace un cuarto de siglo es una mentira, una falacia. Vivimos en un estado de facto. A tres años de instalada la democracia ya habían derrocado, mediante golpe congresal, apoyado por los trabajadores, al Dr. Siles. Y los ´movimientos sociales´ —la nueva fuerza militar— se cargaron a Sánchez de Lozada y a Mesa. Hemos festejado un cuarto de siglo en democracia olvidando que en ese tiempo se tumbó a tres presidentes. ¡Puro mentiras!
La táctica catastrófica de Evo Morales ha caído sobre la nación como una peste. Padecemos de una viruela política. Una viruela que se hizo fuerte en occidente y que ahora ha contagiado al oriente. Santa Cruz jamás aceptó esa táctica destructiva, pero la peste la ha atrapado sin remedio. Hoy está en paro cívico, con el resto de la Media Luna y Chuquisaca, y no sabemos si el paro será insulso o si nos sacaremos la mostaza con los ´movimientos sociales´. Los masistas quieren oír hablar a su jefe desde la Prefectura cruceña. Camionadas de indígenas llegan diariamente a Santa Cruz, no para trabajar, sino para no dejar trabajar. Esos activistas son la punta de lanza del fraude, que ya, en nuestra tierra, les da el 40 % de la votación.
Después del estúpido y fatal referéndum, La Paz ha quedado aplastada por los ´movimientos sociales´ y cercada por El Alto. En la Media Luna nos hemos salvado por un pelo de que nos desportillen con el fraude. ¿Así vamos a tener democracia para rato? ¡Huevo! Nos estamos yendo al diablo, derecho hacia una autocracia cósmica y racista. Las instituciones están agonizando y cayendo una a una. Y ahora Evo Morales se ufana, con amplia sonrisa, de tener los dos tercios de la votación nacional. Y claro que se relame pensando en aprobar su Constitución que lo hará emperador. ¿Nos vamos a dejar?
*Manfredo Kempff S.es escritor y diplomático.