Editorial La Patria: No agiten las aguas

Sin el riesgo de caer en exageraciones o especulaciones periodísticas se puede observar que en nuestro país se acentúan posiciones radicales de intolerancia, beligerancia y hasta de un racismo que se pensaba no existía, empero los hechos cotidianos nos muestran todo lo contrario, especialmente cuando de diferentes formas se azuza para generar y sostener conflictos.No hay día en que dirigentes políticos, particularmente del oficialismo, también los principales gobernantes, algunos ministros y otro tanto de parlamentarios se ocupan de lanzar a los cuatro vientos, sus arengas de disconformidad y de absoluta soberbia alentando implícitamente a la confrontación, antes que a la pacificación y el diálogo.Todo es criticable y en ese afán no sirve la posibilidad de entablar el diálogo que podría bajar la tensión, aminorar los intentos de choques sociales y permitir una tarea coordinada que conjure la peligrosidad de enfrentamientos que por sus características futuras pueden ser muy desastrosas. El Gobierno tiene la misión de insistir en esa alternativa de sentar en la mesa de negociación a los representantes políticos, cívicos, regionales y laborales para conversar sobre una agenda realista que implique bajar las tensiones, garantizando continuidad de ese proceso de acercamiento hasta concluir en un gran acuerdo.Nuestro planteamiento puede resultar utópico pero lo cierto es que como van las cosas en el país no se puede ser indiferente a los acontecimientos, por lo que debe obrarse con responsabilidad, rescatando el pensamiento ciudadano que desea paz y armonía para neutralizar una carrera a la violencia que puede desatarse con el referéndum revocatorio y sus resultados, sólo por mantener el capricho de predominio en una propuesta controversial.Un parlamentario oficialista se permitió admitir que “la oposición ya logró cinco goles, incluyendo el de Chuquisaca pero veremos lo que pasa en el segundo tiempo” advirtió al mencionar el referéndum del 10 de agosto. Un Ministro por todos conocido a través de sus amenazantes declaraciones tampoco dubitó al señalar que “ahora hay que cumplir la ley, caiga quién caiga”.Nuestros mandatarios, el Presidente y el Vicemandatario, aprovechan todas las circunstancias a su alcance para lanzar denuestos contra sus opositores y amenazar con el “revocatorio”, dando por hecho que recibirán – a como de lugar – el voto ratificatorio que les permitirá seguir gobernando, posiblemente con mayor dureza.Hay quien dijo “no agiten las aguas”, puede darse un desborde inesperado que inunde el escenario político nacional con tal fuerza que sean muy poco los que se salven y muchos los que caigan al fondo, sólo por no asumir de la manera más responsable la tarea de levantar contra la violencia un dique que se llama diálogo evitando el rebalse de las aguas tempestuosas que arrastrarían más odio y violencia, destruyendo la infraestructura de nuestra aún débil democracia. No agiten las aguas de la confrontación nacional.