Editorial La Patria de Oruro: ¿Carta Blanca?

Es altamente preocupante la posición que adoptan algunos parlamentarios del partido gobernante y algunos dirigentes políticos de la misma línea al afirmar que los resultados del referéndum revocatorio del 10 de agosto, significa un respaldo a los principales gobernantes para que gobiernen “como quieran” inclusive sólo con decretos para imponer sus planes partidarios.Lo evidente es que las cifras de la consulta popular, si bien reflejan un apoyo al Presidente y Vicepresidente, no debe entenderse como una circunstancia de igual condición para el gobierno en su conjunto ya que existe demasiado descontento con el trabajo de varios ministros que han sido observados muy seriamente, por tanto restando credibilidad a la solvencia gubernamental.Es realmente arbitraria la decisión que pretenden aplicar desde el Poder Ejecutivo y con la venia del bloque parlamentario oficialista algunos de los dirigentes que consideran el respaldo del referéndum como una carta blanca que puede usarse, de cualquier modo, en la delicada misión de gobernar.Recurrir al uso de los decretos y no a la aprobación de leyes es una clara prueba del sistema “dictatorial” que se practica de vez en cuando al dictar medidas arbitrarias, y pretender continuar con esa actitud, desconociendo el valor democrático del Poder Legislativo que ha sido conculcado sólo en los tiempos de la dictadura. El “voto popular”, inducido con una millonaria campaña de propaganda y por supuesto con el uso de los medios de comunicación del Estado, ha dado como resultado un interesante porcentaje de apoyo a los gobernantes pero de modo alguno puede utilizarse esa coyuntural cifra como respaldo para gobernar el país al margen de las leyes y en franco desacato al orden establecido.Lo que tienen que “leer claramente” las autoridades de gobierno es que la votación del pueblo es una decisión para que el Gobierno comience a trabajar con absoluta responsabilidad, con un equipo de alta calidad profesional y moral que elimine las controversias entre regiones y el Estado, que disminuyan las instancias de confrontación y que se priorice el tratamiento de la situación económica para enfrentar la crisis que agobia a la mayoría de bolivianos con una inflación galopante, salarios desvalorizados y pocas perspectivas de disminuir efectivamente el índice de desocupación en gran parte del país.El referéndum es una imposición del pueblo para que nuestra nación no se fracture, para fortalecer la unidad, para que las macrocifras no sean sólo teoría sino que la economía nacional revierta la situación negativa que persiste todavía con limitaciones para buena parte de nuestra población, esa que con su voto plantea al gobierno dar un golpe de timón a la conducción de la nave estatal para que enderece su rumbo y se enmarque en el respeto de las Leyes y los derechos ciudadanos, preservando la democracia y practicando la tolerancia para llegar al ansiado proceso del desarrollo sostenible en toda la Nación, sin exclusiones, con equidad y justicia, con libertad y respeto. Ese es el mandato del referéndum que no es lo mismo que una carta blanca.